Nelson Jairo Blanco-Leon

United by the American dream, A one way ticket to the states and only few dollars to start a new. Nelson Jairo Leon Blanco’s journey began in simijaca, cundinamarca Colombia. Son of sculpture Tito Manuel Blanco and teacher Lilia Leon. A family Rooted in tradition. Nelson had different aspirations, breaking from all conformity. He decided to build his own legacy.

He was a prideful man that never took a handout, instead he bled every dollar to frolic in the company of loved ones. Needless to say a little frivolous with the finance but never a dull moment to be had. This caliber of man does not fear death or taxes.

From hospital Management, to home care specialist, toll attendant, to gas station cashier, to mall Santa. There was always a job around the corner. All he needed was the air in his lungs and his never ending buffet of jokes and laughter to spend them on.

Throughout his life he faced many struggles. Several of which challenged his faith and his ability to joke on. Not once did he question his marriage or his sense of humor. I only ever met one person that could persevere when facing two strokes, pneumonia, and lastly dementia.

He was a great father, devoted Christian, husband, and a friend to all. Nelson was known as the humble toll man, that swept the heart of millions. Ask me how you build life lasting relationships in the seconds it takes to find loose change in your cars center console. I’ll tell you he took this secret to the grave.

From the moment he walked into our lives, he introduced never ending laughter. He left me my sense of humor and my big brother.

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Unidos por el sueño americano, un boleto de ida a los estados y solo unos pocos dólares para comenzar uno nuevo. El viaje de Nelson comenzó en simijaca, cundinamarca Colombia. Hijo de Tito Manuel Blanco y Lilia Leon. Una familia arraigada en la tradición. Nelson tenía aspiraciones diferentes, rompiendo con todo conformismo. Decidió construir su propio legado.

Era un hombre orgulloso que nunca aceptaba una limosna, sino que sangraba cada dólar para divertirse en compañía de sus seres queridos. No hace falta decir que un poco frívolo con las finanzas, pero nunca un momento aburrido. Este calibre de hombre no teme a la muerte ni a los impuestos.

Desde la administración del hospital hasta el especialista en atención domiciliaria, el asistente de peaje, el cajero de la estación de servicio y el centro comercial Santa. Siempre había un trabajo a la vuelta de la esquina. Todo lo que necesitaba era el aire en sus pulmones y su interminable buffet de chistes y risas para gastarlos.

A lo largo de su vida enfrentó muchas luchas. Varios de los cuales desafiaron su fe y su capacidad para bromear. Ni una sola vez cuestionó su matrimonio o su sentido del humor. Solo conocí a una persona que pudo perseverar frente a dos derrames cerebrales, neumonía y, por último, demencia.

Fue un gran padre, cristiano devoto, esposo y amigo de todos. Nelson era conocido como el humilde hombre de peaje, que arrasó el corazón de millones. Pregúnteme cómo construye relaciones duraderas en los segundos que lleva encontrar monedas sueltas en la consola central de su automóvil. Te diré que se llevó este secreto a la tumba.

Desde el momento en que entró en nuestras vidas, introdujo la risa sin fin. Me dejó mi sentido del humor y mi hermano mayor.