Carmen "Melliza" Cadavid, a beacon of love and kindness, passed away on September 19, 2024, in Simpsonville, South Carolina. Born on August 6, 1938, in Bello, Colombia, Melliza was a cherished daughter to the late Rosario Lopera and Roberto Cadavid. She was a beloved sister, aunt, and friend, leaving behind a legacy of gentleness and compassion that touched everyone she knew.
Melliza shared an inseparable connection with her sister Lucelly Cadavid, with whom she lived for 76 remarkable years. Together, they ventured from their native Colombia to the United States 45 years ago, making their home in South Carolina since 1981. Melliza was predeceased by her twin sister Elvia Cadavid, sisters Delia Cadavid and Elena Cadavid, and brothers Eugenio Cadavid, Gildardo Cadavid, and Vidal Cadavid. She is survived by her sisters Lucelly Cadavid and Lilliam Builes, along with a legacy of 60 nieces and nephews, and many grandnieces and grandnephews, all of whom she adored.
Before retiring from her job in the sewing industry over two decades ago, Melliza dedicated many years to her work with a steadfast commitment and a warm smile for all her colleagues. Her work ethic and the friendships she cultivated during her career were a testament to her loving nature.
Melliza's interests were a reflection of her serene and thoughtful personality. In her younger years, she found joy in the intricate art of crocheting, and found enjoyment in word puzzles after retirement. Melliza's gentle spirit and kind heart were the words that best described her, and these qualities shone brightly through her hobbies and interactions with others.
Those who knew Melliza will remember her for the love she generously gave and the grace with which she carried herself through life. Her gentle demeanor and unwavering kindness were the hallmarks of her character, leaving an indelible mark on the hearts of those she encountered.
As we bid farewell to Melliza, we celebrate the life of a woman who exemplified love in its purest form. Her memory will be cherished and kept alive through the stories shared by her family and the many lives she touched. Melliza's presence will be deeply missed, but the warmth of her spirit will continue to inspire and comfort us all.
Carmen "Melliza" Cadavid, un ejemplo de amor y bondad, falleció el 19 de septiembre de 2024 en Simpsonville, Carolina del Sur. Nacida el 6 de agosto de 1938 en Bello, Colombia, Melliza era una hija querida de los fallecidos Rosario Lopera y Roberto Cadavid. Era una hermana, tía y amiga querida, y dejó un legado de gentileza y compasión que conmovió a todos los que conocía.
Melliza compartía una conexión inseparable con su hermana Lucelly Cadavid, con quien vivió durante 76 extraordinarios años. Juntas, se aventuraron desde su Colombia natal a los Estados Unidos hace 45 años y establecieron su hogar en Carolina del Sur desde 1981. A Melliza la precedieron en la muerte su hermana gemela Elvia Cadavid, sus hermanas Delia Cadavid y Elena Cadavid, y sus hermanos Eugenio Cadavid, Gildardo Cadavid y Vidal Cadavid. Le sobreviven sus hermanas Lucelly Cadavid y Lilliam Builes, junto con un legado de 60 sobrinos y sobrinas, y muchos sobrinos nietos y sobrinas nietas, a todos los cuales adoraba.
Antes de jubilarse de su trabajo en la industria de la costura hace más de dos décadas, Melliza dedicó muchos años a su trabajo con un compromiso firme y una cálida sonrisa para todos sus colegas. Su ética de trabajo y las amistades que cultivó durante su carrera fueron un testimonio de su naturaleza amorosa.
Los intereses de Melliza fueron un reflejo de su personalidad serena y reflexiva. En sus años de juventud, encontró alegría en el intrincado arte del crochet y encontró placer en las sopas de letras después de jubilarse. El espíritu gentil y el corazón bondadoso de Melliza fueron las palabras que mejor la describieron, y estas cualidades brillaron intensamente a través de sus pasatiempos e interacciones con los demás.
Quienes conocieron a Melliza la recordarán por el amor que dio generosamente y la gracia con la que se condujo a través de la vida. Su actitud gentil y su bondad inquebrantable fueron el sello distintivo de su carácter, dejando una marca indeleble en los corazones de quienes la conocieron.
Al despedirnos de Melliza, celebramos la vida de una mujer que ejemplificó el amor en su forma más pura. Su memoria será apreciada y se mantendrá viva a través de las historias compartidas por su familia y las muchas vidas que tocó. La presencia de Melliza se extrañará profundamente, pero la calidez de su espíritu seguirá inspirándonos y reconfortándonos a todos.
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